Inmortal
Así tiesa, tuvo que venir a llevarse a sí misma.
Felicidad
Dejaba que la suerte lo llevara sin preocuparse siquiera de lo que quería lograr. Cada vez que tropezaba, volvía atrás para dejarse llevar de nuevo en otra dirección. Murió de viejo en el camino sin haber llegado nunca a ningún lado.
Soledad
Le costaba trabajo salir del coche: abría la puerta, agarraba con la mano temblorosa el techo, giraba en el asiento para sacar sus piernas. Entonces, con ayuda del bastón, se levantaba a cámara lenta.
Un domingo, regresando de la iglesia, estacionó el coche y abrió la puerta. Ya había alzado la mano, cuando una ráfaga traicionera cerró la puerta de un tirón. El metal le cercenó una falange del dedo índice. Se desmayó del susto o del dolor, perdiendo la poca sangre que llevaba dentro. La uña pálida quedó tirada en la calle.
El que más me ha gustado es de Felicidad. Aunque los tres son tristes, reflejan una soledad muy penosa.
ReplyDeleteUn abrazo Jorge.